Destructores de culturas y civilizaciones
Desde las costas de arenas blancas y amarillas, desde los barrancos rojizos y las selváticas playas vieron llegar las naves. Colosales estructuras de madera flotantes, impulsadas por los vientos que desde el este se acercaban acechantes sobres las tierras incivilizadas del oeste. Ellos trían consigo lo mejor de la humanidad, traían la tecnología que los nativos, algo más que simples bestias, no llegarían jamás a desarrollar, traían la Verdad del único Dios, traían el poder, las ansias de gloria, el deseo irrefrenable de poseer más, incluso aquello que no fue hecho para ser poseído. Desde las acostas de arenas blancas y amarillas, desde los barrancos rojizos y las selváticas playas vieron llegar la destrucción sus culturas y sus civilizaciones, de sus deidades, de sus historias, de la riqueza de sus almas, de la su unión con el espíritu de la madre tierra. Desde el este llegó el horror que pretendía poseer aquello que no había sido hecho para ser poseído. Y lucharon, los fieros gue